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Mostrando entradas de 2017

La experiencia Apple

Debo confesar, en primer lugar, que siempre he mirado un poco los productos de Apple como gallina que mira sal. Probablemente se debe, paradójicamente a mi formación de ingeniero. Los gadgets inventados por la empresa de Steven Jobs siempre me han parecido artículos diseñados para señoritas como las Khardashians o Paris Hilton. Son cajitas muy “fancy” hechas para mentes sin mucha competencia para la exploración o la aventura. Son adminículos cerrados, creados para funcionar perfectamente y con asombrosa sencillez, pero tan cuadrados que no permiten ser deformados ni a martillazos. En otras palabras, son cajitas bellas que se asemejan más a prendas que a utensilios electrónicos y por lo tanto tienen que tener costos proporcionales a esa imagen, para nada “kitsch”, de artículos creados para vecinos de Beverly Hill o de Hong Kong Central. O como para sifrinos, pues, como decimos en Caracas. Pero siempre sucede lo inevitable. Sofía es una señorita de dieciséis años que recibe el

Diálogo?

Confieso ser uno de los todavía aturdidos por la manera magistral como la dictadura ha sabido desbaratar, en tiempo record a la alguna vez monolítica oposición venezolana. Es obvio que los sátrapas que detentan el poder lo han ejercido en forma arbitraria, abusiva, cínica y criminal y que la democracia venezolana, una vez envidia del continente, está reducida a harapos y la sociedad civil está absolutamente adormecida y secuestrada. Es cierto también que un 70% de la población está consciente de esto y que está atenta a la aparición de algún nuevo genio político que salga de la lámpara con poderes capaces de neutralizar al poderoso enemigo. Pero dentro de la lámpara hay dos grupos que en este momento parecen irreconciliables: los que creen que todavía y a pesar de todo, el genio deber estar a favor de una salida electoral y aquellos que opinan que el genio debe salir con poderes suficientes como para descabezar inmediatamente a Maduro y su camarilla. El problema, para

To Vote or not to vote?

Para mis amigos que se debaten en la disyuntiva de acudir o no a la cita electoral del 15 de Octubre para “elegir” gobernadores, he aquí algunas ideas, aclarando que corresponden a mi muy particular visión. Es totalmente legítimo el sentimiento de frustración ante el liderazgo opositor luego de la instalación de la fraudulenta Asamblea Nacional Constituyente. La dirigencia fue ingenua en pensar que la salida estaba a la vuelta de la esquina. Hubo una ceguera colectiva en la caracterización del enemigo. La guerra se pierde si no identificas adecuadamente al contrincante. El enemigo no es democrático, nunca lo ha sido o dejó de serlo. Su objetivo es una revolución marxista donde la hegemonía es la herramienta fundamental. Lo han dicho claramente y no lo hemos escuchado. Bajo la perspectiva anterior, vale la máxima marxista de que “el fin justifica los medios” y por lo tanto cualquier medio vale, por más anticonstitucional que parezca (aunque hasta cierto punto..). Mucho daño

Y tú, ¿Que hubieras hecho?

Luego de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente impuesta arbitrariamente por el chavismo, la oposición venezolana se encuentra no solamente aturdida sino confundida en el hallazgo de una estrategia acertada que le permita seguir avanzando en el debilitamiento del actual gobierno. La presión ejercida en este año 2017 ha lanzado al actual régimen por el despeñadero de la dictadura como táctica de supervivencia. Este resultado no es de poca monta para las fuerzas democráticas, pues han logrado el desprestigio y la condena internacional del madurismo, que sin embargo ha sobrevivido magullado, herido y más agresivo que nunca. Hace más de 2200 años un enigmático estratega chino publicó “El Arte de la Guerra”, manual de referencia universal, que entre otras cosas, reclama la necesidad vital de conocer al enemigo hasta las entrañas, como clave de la victoria. Yo pienso que el año 2016 fue un período de desaciertos (y aprendizajes) para la oposición venezolana.

Carta a Esperanza

(Carta dirigida a todas las Esperanzas de Venezuela) Estimada Esperanza: Cuando ingresaste a la empresa supe con agrado que eras chavista y creo que te lo hice saber. En esos momentos Venezuela estaba dividida políticamente en dos toletes iguales y a mí me resultaba insólito que toda nuestra gente se manifestara opositora. Eso parecía una anomalía que chocaba contra nuestros valores de inclusión, amplitud y tolerancia. Unos años después el panorama ha cambiado y aunque sigues apegada a tus principios (que siempre hemos respetado), el chavismo se ha venido a menos y representa, a lo sumo, un veinte por ciento de la población. En su temor de perder el poder (hecho rutinario en cualquier democracia moderna), Maduro se ha convertido en un innegable autócrata que ahora rechaza “la mejor constitución del mundo” pues le obliga a hacer elecciones libres. En su atrincheramiento, ha sacado de la manga la idea de una muy peculiar asamblea constituyente, para lo cual ha convocado u

¿“Bajarán los cerros” en el episodio final?

En una reciente charla mi amigo Luis Vicente León decía que aún hoy (finales de junio de 2017) el apoyo a Nicolás Maduro como presidente ronda el 20%; un número enorme para el actual estado de cosas si lo comparamos con la popularidad de otros mandatarios latinoamericanos que gobiernan naciones infinitamente menos caóticas que la actual Venezuela. LVL atribuía este fenómeno a los restos del “endoso” de la figura de Chávez al actual mandatario, pues aún hoy, el fallecido caudillo cuenta con una imagen favorable del 55% a nivel nacional, de acuerdo a muestreo de Datanalisis. ¿Explica esto la relativa indiferencia de los sectores más pobres ante la respuesta nacional a la enorme catástrofe política en la que estamos sumidos? Los denominados sectores D y E no tienen tiempo para protestar. Se limitan a subsistir. Es el estrato de la población que amanece en las puerta de los mercados con la esperanza de “pescar” algún bien con precio regulado, o el que deber permanecer tod

Miedo y Dominación

Antropológicamente, los miedos son útiles y necesarios, pues nos permiten reaccionar ante el peligro. Son instintos ligados a la supervivencia. Pero precisamente por eso son utilizados desde tiempos inmemoriales como instrumentos de dominación de los seres humanos, como herramienta política para el avasallamiento y la sujeción. El miedo ha sido, por ejemplo un instrumento de la religión para imponer doctrinas, que surgen generalmente como instrumento de dominio político. El diablo, el infierno y el temor a dios son conceptos creados por el hombre para atemorizar y subyugar. El dios muestra su crueldad para infundir miedo en episodios como el diluvio, dónde no duda en aniquilar seres culpables e inocentes, por igual. La inquisición se vale del miedo para esconder verdades que atentan contra los dogmas de dominación, como en el caso de Galileo o de Giordano Bruno. Políticamente el miedo se convierte en una práctica militar, orientada a desmoralizar al enemigo. La historia

El Festín

El texto anexo corresponde a la primera parte de un cuento largo o una novela corta (en este momento es una incógnita) que me he animado a escribir tratando de plasmar algunas vivencias o anécdotas del pasado. No tengo la mínima idea si esta idea progresará, pues no quiero involucrarme en una tarea laberíntica. Creo que me he atrevido a colgarlo en este sitio como para darme ánimos y obligarme a progresar. Aunque este primer capítulo insinuara otra cosa, no pretende ser un relato sobre el llano venezolano, sino mas bien de la idiosincrasia llanera y su relación con el mundo exterior. Si cualquier lector desprevenido osa leerlo, sus comentarios son altamente bienvenidos. Capítulo I, El Festín Marcial sabía que el canto de las chicharras era presagio de lluvia. Sobre la corteza del samán que protegía el patio del sol llanero, él las distinguía a pesar de su perfecto camuflaje. Era divertido atraparlas con el cuenco de su mano y sentir la vibración de sus membranas quitinosas. Ag

Crónicas de la calle en rebelión

Los zapaticos azules “Columbia” comprados con dólares de Cadivi a Bs 8, en el Dolphin Mall ya no dan para más. Se conocen de memoria el asfalto de la Francisco Fajardo, de la Francisco de Miranda, de la Libertador y aún de las Avenidas Victoria y Nueva Granada. Su suela acusa el desgaste del ardiente pavimento. Aun así me han servido para no resbalar cada vez que debemos correr (me refiero a Sofía y yo) cuando comienza la lluvia de cilindros metálicos que expelen un vapor picante y que caen cerca de nuestras cabezas. Para colmo de males, mi sombrero de Panamá (que no es de Panamá) el cual normalmente le servía de refugio a la parte superior de mi humanidad, fue destruido a navajazos por un grupo de “colectivos” que en la avenida Baralt, frente al TSJ, que me rodearon acusándome de tener “cara de escuálido”. Yo les respondí que lamentaba tener esta cara pero les rogué la devolución de mi sombrerito, cosa que hicieron después de fabricar con un “exacto” unas ranuras adicionale

¿Es esta una rebelión de la clase media?

Puedo afirmar que mis huesos se han articulado en casi todas las manifestaciones de calle convocadas por la oposición desde que comenzó esta etapa. A pesar de las multitudes, son caras siempre similares. La Revolución nos ha segregado socialmente: “el pueblo” y “los oligarcas”. ¿Está “el pueblo” verdaderamente integrado a la lucha? Más de uno de ustedes saltará para afirmar, -he visto gente que viene de La Vega, de Petare, de Caricuao, los cerros están bajando!!- Lamento defraudarlos con mi opinión; eso, en general es mentira. Esta es una rebelión de la clase media. Pero si es “el pueblo” el que más padece esta desgracia! Dirá más de uno. Sí, eso es correcto, pero también es cierto que su vulnerabilidad también se vería maximizada ante una eventual derrota del actual movimiento. Y eso se traduce en miedo. No es un secreto que las comunidades más desfavorecidas son mas “gobiernodependientes”. Así lo ha diseñado la revolución, pues revolución sin pobres no es revo

La Ataraxia y el país de los dragones

Los estoicos de la Grecia antigua proponían como meta espiritual, la imperturbabilidad del ánimo mediante la disminución de las pasiones y deseos. A este estado anímico, donde la mente experimenta una ausencia total de frustraciones, le llamaron ATARAXIA. Epicúreo la equiparaba con el estado de total reposo del mar cuando ningún viento perturba su superficie. Ante el actual estado de conmoción política que inunda la vida cotidiana en esta Venezuela, he resuelto intentar (sin mucho éxito), la práctica de la Ataraxia como medida profiláctica hacia mi tribulado espíritu. Para ello trato por ejemplo de rememorar aspectos bucólicos de mi pasado, pasajes placenteros enmarcados por la serenidad. Intento, de esta manera de transportarme por instantes a parajes idílicos y remotos, a las antípodas de esta turbulenta cotidianidad. Muy a menudo es la Gran Sabana y sus cascadas las que acuden a mi auxilio. Me he imaginado mi cuerpo tendido en una gran laja solitaria en Mantopai, sacu

El Mundo en dos escenas

“Señores pasajeros, les habla el capitán. En vista de la situación política que atraviesa Venezuela en estos momentos, he decidido retrasar nuestra partida unos quince minutos para poner combustible adicional por si nos vemos obligados a prolongar nuestro viaje”. Antes del abordaje, en la sala de espera del aeropuerto de Lisboa, nuestra escala final desde Munich, se celebraba la “hora loca” para los alarmados pasajeros venezolanos: Cilia Flores había huido del país, los reflectores anti bombardeos habían sido encendidos en Miraflores y audios con disparos de metralletas por toda Caracas inundaban los mensajes de Wasup. “No te vengas a Venezuela!”, clamaban mensajes de familiares. Unas horas antes, el Uber que habíamos contratado esa madrugada, se acercaba puntual en la pantalla del Samsung de Augusto a nuestra ubicación en las cercanías del English Garten de la capital bávara, mientras algunas hojuelas de nieve se posaban como plumitas sobre nuestros abrigos. A pesar de