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Mostrando entradas de 2016

La Era Trump

Me detengo a abastecer gasolina en una estación regentada por indios Mikosukee, en los Everglades. En la tienda de conveniencia, los retratos de los miembros del consejo de la reservación dominan el dintel. Son seres de rostros cobrizos y vestuarios multicolores. Pido una “empanada de pollo”(está escrito en español). Veo una máquina de café expreso y le explico a la india como hacer el equivalente a nuestro "marroncito". Al oír la explicación me dice: what you want is a "cortadito", aludiendo a esa modalidad de café cubano. En el televisor transmiten la imagen del primer encuentro entre Trump y Obama en la Casa Blanca, después de las elecciones. Una niña rubia lo comenta con su madre. Un obrero negro observa con una expresión de dolor, mientras policía con rasgos hispánicos sale del baño y le da una palmada en el hombro. Toda la escena es la expresión del interesante crisol que constituye la sociedad norteamericana de hoy. Pero la imagen del televisor me pro

Un cuento toscano

En esa época no se reservaban hoteles por internet, pues no había internet. Por eso, cuando Armando se bajó del tren que esa madrugada lo había trasladado desde la Stazione Termini de Roma, vio al salir una larga fila de turistas de todas las edades que frente a una taquilla del Ufficio Turistico de la ciudad de Firenze, pretendían una habitación de hotel. Un nudo de saliva le hizo tragar grueso. Evidentemente había sido una temeridad aventurarse a pasar ese fin de semana largo sin reservación en una de las ciudades más turísticas de Europa. Resignado a su suerte, Armando se colocó paciente detrás de una pareja italiana que vociferaba su mala fortuna. No obstante la emoción de encontrarse en la cuna del renacimiento y el avistamiento a lo lejos del legendario domo de la Catedrale di Santa Maria del Fiore lo llevó a pensar que Florencia bien valía una cola. Un segundo después llegó ella. Era una chica rubia y delgada. Armando se intimidó cuando sus profundos ojos azules lo

A esa edad, a mi me hubiera gustado...

La vida está marcada por hitos y en este momento Augusto se está enfrentando al hito más significativo de su corta existencia: abandona su amado colegio, deja sus amigos, abandona su patria y su hogar para desafiar el mundo de los adultos en un nuevo ambiente de retos demandantes. No hay forma de desvincular este hecho con mi propia existencia, a lo que yo experimenté en circunstancias similares, a lo que yo hubiera anhelado saber en esos momentos, a las herramientas que, retrospectivamente, hubiera deseado tener para enfrentar los enigmas de lo desconocido, de la incertidumbre de un universo por explorar. En esos momentos, en circunstancias similares, a mí me hubiera gustado que un hada madrina me hubiera abordado y me hubiera inculcado cosas que ahora sé, pero que he absorbido pagando en muchos casos, costos importantes, tiempos invaluables, afectos magullados. A mí me hubiera gustado, por ejemplo que alguien me hubiera hablado de la importancia de conocerme a mí m

La Fiesta de Graduación

Nota: Este texto es mas bien una carta personal enviada a los apreciados padres de los compañeros de Augusto, pero tuvo una inesperada receptividad y la decidi colgar en este espacio Culmina una etapa emocionante. Se cierra un capítulo en la vida de nuestros muchachos. Un grupo de abnegadas y escrupulosas madres, cuya dedicación siempre admiraré y agradeceré se ha dado a la tarea de organizar un esplendoroso sarao para festejar un acontecimiento digno de festejar. En cualquier otro momento de nuestra historia este hecho constituiría un acontecimiento normal en un grupo social con relativa holgura económica. Pero les confieso que tengo días que el fantasma de mi conciencia me tiene dándole vueltas a la almohada y por más que trato de convencerme que todo esto es lógico y que todos merecemos una noche tan linda como esa, no logro liberarme de los espíritus burlones. A ver si me explico: ¿Resulta coherente acudir con nuestros mejores estrenos a un glamoroso local replet

Infierno y Paraíso

Los medios registran el reciente caso de un pastor evangélico en Kentucky, quien en un rito en su iglesia con una serpiente venenosa, fue mordido por ella pero se negó a recibir asistencia médica aduciendo que se sometía al saneamiento divino. Por supuesto el buen hombre falleció a las pocas horas. Realmente, más que el veneno de la víbora, a nuestro personaje lo mató su modelo del mundo. La toma de decisiones es un proceso continuo que nos puede conducir al Paraíso o al Infierno, según sea la información que dispongamos en un cierto momento. Y ese cúmulo de información está condicionado fundamentalmente por el modelo del mundo que nos rodea. Entre más amplio, tolerante y vasto sea nuestro archivo de información, mayor probabilidad tenemos de contar con un modelo de la vida acertado, dentro de lo posible. De cualquier manera, la experiencia y la historia demuestra que las mejores decisiones son tomadas por la gente informada y sin criterios dogmáticos, capaz de analiz

El pais de los borrachos

Había una vez un país de borrachos al norte de América de Sur que pensó que era rico. De hecho disfrutó durante varias décadas de ingresos similares a los de los países desarrollados de ésa época. Pero su efímera riqueza no se sustentaba en el esfuerzo de sus habitantes, sino que salía de las entrañas de la tierra. Además esa riqueza no fluyó equitativamente para todos, pues a pesar de que se abrieron oportunidades para los más sobrios, grandes estratos de población se quedaron atrapados en el tremedal de la pobreza. Sus dirigentes en ese entonces no supieron o no quisieron invertir en preparar a la nación para autosustentar la borrachera y preferían disfrutar de la orgía del dinero fácil, que cuando fluía, permitía grandes bacanales, pero cuando mermaba por razones estacionales, dejaba a los borrachines desnudos y con una resaca temporal, hasta que llegara una nueva ola de bonanza. En una de esas resacas, los borrachos se disgustaron pues la bebida no alcanzaba para todos

Cerro Ancón

En Diciembre de 1964 un grupo de estudiantes universitarios perdieron la vida cuando se enfrentaron a las autoridades norteamericanas que controlaban el enclave colonial de Estados Unidos en el Canal de Panamá. Ellos intentaban colocar banderas panameñas en señal de rebeldía en esa franja de tierra ubicada a ambos márgenes del canal interoceánico que absurdamente dividía este país centroamericano en dos pociones y que fue cedida a perpetuidad al gigante del norte mediante el tratado de Hey Bunau Varilla de 1903. Hoy día, la bandera panameña ondea oronda en la cúspide del Cerro Ancón, una elevación de doscientos metros desde dónde se domina el tramo final del canal, el casco antiguo de la ciudad y el espectacular desarrollo de rascacielos que caracteriza la nueva imagen de este peculiar país. Un conjunto de residencias al estilo arquitectónico gringo de los años cuarenta, dan cuenta de que esta colina era el hogar de la high life norteamericana, por lo que constituía uno

Carta a Augusto

Querido Augusto: Un día como hoy, hace dieciocho años andaba yo todo nervioso por los pasillos de la Clínica Avila. Los periódicos de ese día reseñaban la primera visita de un Papa a la Cuba de Fidel, mientras en Venezuela, todo parecía que las elecciones presidenciales de diciembre serían ganadas por Irene Saez, antigua alcaldesa de Chacao, aunque un teniente coronel golpista comenzaba a repuntar violentamente en las encuestas. Tu no terminabas de salir del vientre de tu madre, quien acusaba algo de disminución del líquido amniótico, por lo que el Dr. Lerner, el obstetra, recomendaba practicar una cesárea; operación que yo presencié hasta que casi me desmayo cuando del vientre salió una masa sanguinolenta que envolvía un cuerpecito oscuro, casi morado (tenías mucho líquido en tus pulmones). Yo entonces pensé que serías morenito. Empezamos a dialogar “person to person” aquel día, en que en un carrito de compras en un Walmart de Misissipi (íbamos con tu mamá de viaje a

Hay que cambiar al chofer?

Confieso pertenecer al minúsculo grupo de ingenuos que cree firmemente que Hugo Chavez nos metió en este berenjenal inspirado en auténticas ideas de redención social. Pero que su utopía fue producto de un muy limitado modelo del universo que se convirtió en un pasticho político de corte extremista, cocinado hábilmente por los ancianos clérigos cubanos. Es decir, me niego a pensar que era un “bicho malo” nacido de los infiernos para convertirse en villano de comiquita y destruir el planeta para alimentar su gran ego. Lo que si es cierto es que de no nacer Hugo Chavez, probablemente otros serían los atolladeros, pero nunca una carrera tan alucinantemente absurda como la que está conduciendo el chofer de autobús que dejó a cargo del coroto cuando el destino le torció los planes. Ese nuevo chofer, ungido de una enorme torpeza, no tiene la menor idea de adonde va y lo que es peor, parece que va con todas las ventanas tapadas, incluyendo el parabrisas. Y en su errático derro