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Mostrando entradas de mayo, 2017

Crónicas de la calle en rebelión

Los zapaticos azules “Columbia” comprados con dólares de Cadivi a Bs 8, en el Dolphin Mall ya no dan para más. Se conocen de memoria el asfalto de la Francisco Fajardo, de la Francisco de Miranda, de la Libertador y aún de las Avenidas Victoria y Nueva Granada. Su suela acusa el desgaste del ardiente pavimento. Aun así me han servido para no resbalar cada vez que debemos correr (me refiero a Sofía y yo) cuando comienza la lluvia de cilindros metálicos que expelen un vapor picante y que caen cerca de nuestras cabezas. Para colmo de males, mi sombrero de Panamá (que no es de Panamá) el cual normalmente le servía de refugio a la parte superior de mi humanidad, fue destruido a navajazos por un grupo de “colectivos” que en la avenida Baralt, frente al TSJ, que me rodearon acusándome de tener “cara de escuálido”. Yo les respondí que lamentaba tener esta cara pero les rogué la devolución de mi sombrerito, cosa que hicieron después de fabricar con un “exacto” unas ranuras adicionale

¿Es esta una rebelión de la clase media?

Puedo afirmar que mis huesos se han articulado en casi todas las manifestaciones de calle convocadas por la oposición desde que comenzó esta etapa. A pesar de las multitudes, son caras siempre similares. La Revolución nos ha segregado socialmente: “el pueblo” y “los oligarcas”. ¿Está “el pueblo” verdaderamente integrado a la lucha? Más de uno de ustedes saltará para afirmar, -he visto gente que viene de La Vega, de Petare, de Caricuao, los cerros están bajando!!- Lamento defraudarlos con mi opinión; eso, en general es mentira. Esta es una rebelión de la clase media. Pero si es “el pueblo” el que más padece esta desgracia! Dirá más de uno. Sí, eso es correcto, pero también es cierto que su vulnerabilidad también se vería maximizada ante una eventual derrota del actual movimiento. Y eso se traduce en miedo. No es un secreto que las comunidades más desfavorecidas son mas “gobiernodependientes”. Así lo ha diseñado la revolución, pues revolución sin pobres no es revo

La Ataraxia y el país de los dragones

Los estoicos de la Grecia antigua proponían como meta espiritual, la imperturbabilidad del ánimo mediante la disminución de las pasiones y deseos. A este estado anímico, donde la mente experimenta una ausencia total de frustraciones, le llamaron ATARAXIA. Epicúreo la equiparaba con el estado de total reposo del mar cuando ningún viento perturba su superficie. Ante el actual estado de conmoción política que inunda la vida cotidiana en esta Venezuela, he resuelto intentar (sin mucho éxito), la práctica de la Ataraxia como medida profiláctica hacia mi tribulado espíritu. Para ello trato por ejemplo de rememorar aspectos bucólicos de mi pasado, pasajes placenteros enmarcados por la serenidad. Intento, de esta manera de transportarme por instantes a parajes idílicos y remotos, a las antípodas de esta turbulenta cotidianidad. Muy a menudo es la Gran Sabana y sus cascadas las que acuden a mi auxilio. Me he imaginado mi cuerpo tendido en una gran laja solitaria en Mantopai, sacu