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Mostrando entradas de febrero, 2012

Jack Dangermond y el Sueño Americano

Jack Dangermond es un hombre sencillo, de fácil sonrisa y con un aire ingenuo, casi infantil. Su estampa no corresponde a la de un triunfador. A finales de los 70s estuvo en Mérida y Maracaibo, invitado por mi amigo Ramón Pérez para dictar unas charlas dentro de su área, la consultoría ambiental. Más adelante, se empresa Enviromental Systems Research Institute (ESRI) participo en trabajos de impacto ambiental de las minas del Guasare, también en el Zulia. Me cuenta Ramon que hacia el ano 85, Esri habia desarrollado un Software de creacion de mapas orientado a sus actividades de consultoria ambiental. Alrededor de 14 personas se reunieron ese año en Retmont, California, sede de la empresa. Fue la primera reunion de usuarios de su aplicación. Hoy me encuentro de asomado en el inmenso Centro de Convenciones de San Diego, California atendiendo la Reunion Internacional de Usuarios de Esri del 2011. Ante mi el mas impresionante conglomerado de personas que he tenido la oportunidad de ver

Mi vecina y el Factor Dios

"Uno de los objetivos de la educación es el de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece"   Jean Piaget El ciberespacio te inunda constantemente de eso que ahora llamamos “cadenas”, la mayoría muy cursis aunque bienintencionadas. Tratan temas filosóficos, de relaciones humanas o simplemente religiosos. Recientemente mi vecina Auristela me reenvió una bien elaborada presentación en Power Point que rememoraba los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. En ella, alguien se quejaba con dramatismo: “¿dónde estaba Dios, cuando eso ocurrió?!” De allí en adelante, el autor del documento desarrollaba una larga y emotiva respuesta dónde, palabras más, palabras menos, concluía “¡Qué podemos esperar si hemos apartado a Dios de nuestras vidas!”. . Mi vecina Auristela rubricaba emocionada el envío con algo así como: “¡cuánta verdad hay en esta afirmación, tenemos el deber de volver nuestros ojos hacia Dios!” ¡Qué difíc