"Uno de los objetivos de la educación es el de formar mentes que sean críticas, que puedan verificar y no aceptar todo lo que se les ofrece"
Jean Piaget
El ciberespacio te inunda constantemente de eso que ahora llamamos “cadenas”, la mayoría muy cursis aunque bienintencionadas. Tratan temas filosóficos, de relaciones humanas o simplemente religiosos. Recientemente mi vecina Auristela me reenvió una bien elaborada presentación en Power Point que rememoraba los acontecimientos del 11 de septiembre de 2001. En ella, alguien se quejaba con dramatismo: “¿dónde estaba Dios, cuando eso ocurrió?!” De allí en adelante, el autor del documento desarrollaba una larga y emotiva respuesta dónde, palabras más, palabras menos, concluía “¡Qué podemos esperar si hemos apartado a Dios de nuestras vidas!”. . Mi vecina Auristela rubricaba emocionada el envío con algo así como: “¡cuánta verdad hay en esta afirmación, tenemos el deber de volver nuestros ojos hacia Dios!”
Si esto es así, tenían razón los fundamentalistas cristianos
de la Edad Media que llamaban a hervir las cabezas de los mortales que no
comulgaban con las ideas cristianas.
Si esto es así, pobrecito por ejemplo, un indiecito yanomami
que por culpa de su aislamiento no conoce al verdadero Dios y que si fallece, pasará
su eternidad en las zarzas ardientes del infierno, pues nunca será bautizado.
Ahora bien, si el Dios musulmán es el mismo Dios cristiano,
la vaina es más complicada aún: quiere decir que el 11 de Septiembre ese Dios
único se puso del lado de nuestros amigos taliban, probablemente arrecho por
la baja en las acciones de su capítulo occidental. ¡Eso es posible y entonces
mi vecina Auristela tiene razón!
Pero, si tú te pones a pensar mejor la vaina, ese único Dios
como que ha sido más parcializado, históricamente con la civilización
occidental, pues le ha conferido un mejor estándar de vida, mayor confort y
progreso, es decir, ha hecho a sus habitantes más felices si los comparamos con
la mayoría de los musulmanes, cuyas mujeres por ejemplo, deben reprimir sus
alegrías bajo la opresión de absurdos
atuendos o morir dilapidadas por cualquier desviación en su castidad.
En los mundiales de fútbol, por ejemplo, los árabes invierten titánicos esfuerzos para rogar a Dios por un empujoncito para sus equipos, mientras los occidentales gozan fresquitos de los favores del Creador.
En los mundiales de fútbol, por ejemplo, los árabes invierten titánicos esfuerzos para rogar a Dios por un empujoncito para sus equipos, mientras los occidentales gozan fresquitos de los favores del Creador.
Definitivamente, sigo insistiendo, la vaina es muy complicada,
pues si realmente es el mismo (como las actuales religiones afirman) ¿cómo
puede ser tan insensible, por ejemplo, con los pobres muchachitos del África Subsahariana
que se mueren como moscas en la miseria, la insalubridad y la desnutrición? ¿Cómo
es posible que permita que en nuestra misma Venezuela, los niños y ancianos fallezcan ante la mirada impávido de un gobierno que se dice cristiano, por falta de atención médica y medicinas? Es decir: ¿Cómo es posible que ese Dios parezca ensañarse con los
débiles y favorezca a los ricos y cada vez más incrédulos occidentales del
primer mundo con una inmoral abundancia?
Si como afirma mi vecina Auristela, en occidente nos hemos
puesto un poco de espaldas a Dios, aquellos pueblos que dedican más horas de su
existencia a rendirle pleitesía y veneración no parecen haber obtenido más
beneficios (¿con excepciones como los acontecimientos del 11 S?) de su dedicación
piadosa. ¿O será que los beneficios se verán no en esta vida, sino en el más
allá?
Definitivamente, la vaina es muy complicada y yo me
pregunto: ¿No sería todo más fácil de comprender si no hubiéramos inventado esa
figura de Dios que tantas guerras, tantas polémicas estériles y tantas
injusticias nos ha causado a lo largo de nuestra historia como especie?
Confieso tener un raciocinio muy limitado para comprender los fenómenos sobrenaturales y me imagino que más de uno de ustedes se escandalizará por lo banal, ignorante y sacrílego de mis preguntas. Pero realmente la culpa es de mi vecina Auristela que alborotó el avispero de mi confuso y limitado cerebro al enviarme la bendita presentación de Power Point!
Confieso tener un raciocinio muy limitado para comprender los fenómenos sobrenaturales y me imagino que más de uno de ustedes se escandalizará por lo banal, ignorante y sacrílego de mis preguntas. Pero realmente la culpa es de mi vecina Auristela que alborotó el avispero de mi confuso y limitado cerebro al enviarme la bendita presentación de Power Point!
¡Perdóname Dios mío por no entender nada, pero sobre todo, tolera mis opiniones!
Muy interesado, Alejandro. He pensado lo mismo muchas veces. Bien dicho.
ResponderEliminarCon cariño,
God
AKA...La Gringa