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Mostrando entradas de 2021

Vamos mal, pero estamos bien?

  “Y…como te va con el puesto de perros calientes?”, le pregunto a Israel, uno de nuestros colaboradores (y antichavista consumado) que, ante la crisis decidió asociarse con su hermana en su pueblo natal, Birongo, para montar el negocito de alimentos. Pues, no me va a creer, pero en los últimos tiempos, no nos damos abasto. Cualquier muchachito del pueblo anda con, por lo menos veinte dólares en el bolsillo. Y eso? Le pregunto un tanto sorprendido. -Bueno, la actividad agrícola en la zona ha crecido mucho, y yo veo como todos los días salen muchos camiones con productos hacia el Mercado de Coche, mucha gente que nunca había sembrado, ahora lo está haciendo y la producción ha aumentado- Me deja pensativo, pues se trata de una comunidad muy rural, donde se supone que la crisis hace mayores estragos que nunca. Pero por otro lado, me pongo a pensar como la eliminación de los controles, ha estimulado, como debe ser, las iniciativas individuales, entre ellas la siembra de la tierra.

La Gringa y la Pepa de Zamuro

“Y ¿cómo se conocieron ustedes?” Pregunto el taxista andaluz después de saber que las dos jóvenes pasajeras, que había recogido en el centro de Madrid, eran originarias de Caracas y Miami, respectivamente. “Esa es una larga e increíble historia, replico Bella”, mientras el Uber se dirigía al filo de la medianoche a la hermosa casa de su madre en las afueras de la capital española. Mi mamá siempre cuenta esa historia de cuando, a los veinte años, viajó a Venezuela invitada por un casi desconocido, agente en ese país de la aerolínea para la cual ella era recepcionista en su sede de Miami. Fue un viaje arriesgado, pues el sujeto, casi sin conocerla, le ofreció trabajo en un país ignoto, pero el espíritu de aventura de mi ingenua madre se impuso al sentido común. Unos días después aterrizaba en el Aeropuerto De Maiquetía y fascinada por el exótico paisaje montañoso que la conducía a la caótica Caracas, apenas se percató que las intenciones de su accidental anfitrión comenzaban a dibuja

Venezuela 2021: El Pais sin Estado

  Hace apenas tres a ños, salir del supermercado con una bolsa de compras significaba ser automáticamente el blanco de las miradas de cualquier transeúnte. Tu físico o sex appeal quedaba en un muy segundo plano. Era el contenido de esa bolsa lo que cobraba relevancia. –“ ¿ Todavía queda?!!” , te preguntaban con ojos desorbitados por la adrenalina si adivinaban en el empaque algún producto desaparecido. Pero en los sectores populares la situación era francamente dramática y cruel. Los compradores desde la alta madrugada se aglomeraban a las puertas de los establecimientos que pudieran vender algún producto de primera necesidad a precios regulados. Después una jornada completa a la intemperie, era posible contar con la fortuna de salir con un par de kilos de arroz o un litro de aceite, después de superar aglomeraciones interminables que casi siempre terminaban en ruidosas querellas y viejitos desmayados. Hoy hemos casi olvidado esa inolvidable época. Los expendios están repletos de c