Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de 2015

Por qué votaré este 6D?

Votaré, en primer lugar, porque volvamos a la verdadera esencia de la democracia: el derecho a disentir, a opinar sin miedo, a que los medios de expresión vuelvan a ser verdaderamente libres y no caricaturas incondicionales de un régimen. Votaré porque la hegemonía política no sea el norte de ningún proyecto, pues la sola idea es totalmente ajena a la pluralidad que caracteriza a las democracias más avanzadas. Votaré por la alternancia y la diversidad, porque después de diecisiete años de monopolio, el legado es una asamblea de autómatas que aplauden al unísono cualquier propuesta del ejecutivo y que oculta los abusos del poder y se hace cómplice de una incontrolable corrupción. Votaré por la libertad de tantos venezolanos luchadores encarcelados, cuyo único delito ha sido el pensar diferente. Votaré por erradicar de nuestro léxico, términos como apátrida, escuálido, pelucón, oligarca y todo aquello que descalifique a nuestros semejantes. Votaré porque todos volvamos a ser s

Dos Libros

El azar de los tiempos hizo que no abriera el recién comprado libro de Fernando Martínez Mottola (La Mala Racha) antes de terminar una pequeña gran obra de John Steinbeck: Of Mice and Men. Realmente este último texto se lo habían entregado como tarea de lectura escolar a Sofía, por lo que en cierto momento apareció en mi escritorio. Bastó leer las primeras líneas para saber que era el tipo de obra que me atraparía hasta el final. La novela de John Steinbeck tiene el sabor de un melocotón fresco y maduro: se come con tal gusto que uno no desea que se acabe y al final uno queda con ganas de seguir saboreando las frescas mieles de su narrativa. Steinbeck ubica su obra literaria en la primera mitad del siglo XX. Of Mice and Men cuenta la sencilla historia de dos jornaleros en la campiña californiana durante la Gran Depresión de los años 30. Lo que sucede es que, a pesar de su llano pero original argumento, es como una de esas obras de Picasso dónde unas simples pinceladas son

¿Y después del 6 de Diciembre, que?

Lo primero que hay que aclarar es que estoy escribiendo esto hacia el 25 de Septiembre de 2015 y que mi empañada bola de cristal no muestra un claro camino hasta esa enigmática fecha, sobre todo porque hay demasiados pájaros agoreros que como en cada ocasión que se presentan comicios, expelen el poco original cliché; “Chamo…yo no creo que vaya a haber elecciones..!” Ahora bien, replico yo: ¿Para qué diantres el gobierno se va a arriesgar a cometer fechorías de poca monta que le dan tan nefasta imagen si está seguro de ganar las elecciones con una manipulación mayor o simplemente impedirlas? Me refiero a triquiñuelas como las inhabilitaciones de candidatos de la oposición, el enjaulamiento de voces disidentes, la intervención mediante el TSJ de partidos políticos, la prohibición de observación internacional, la creación de nuevos centros electorales “ cuasiclandestinos y en territorios blindadamente chavistas ”, la provocación de vecinos “pa caernos a piña”y exacerbar el cho

Budapest en tres tiempos

dedicado a Zita Danczi El Albergo Columbus de Roma es un viejo palacio medieval construido en el siglo XV. Al ingresar a la habitación 21, mis ojos repararon inmediatamente en una anacrónica maleta marrón y unos descoloridos zapatos. Era como ver objetos sacados de un documental en sepia de la segunda guerra mundial. Las paredes de la habitación eran  también ocres. Roma resultó toda ocre pero aunque parezca extraño, a partir de entonces, ése color está asociado en mi mente a la austera belleza de la melancolía. Se me antojó, no sé por qué, que esos anticuados objetos debían pertenecer a un estudiante de Europa oriental. Sabía que compartiría mi cuarto con otro estudiante internacional durante ése entrenamiento de postgrado que realizaría en la capital italiana a finales de 1977. En efecto, una hora mas tarde Sándor Stefler entró a la habitación con una mirada triste, unos pantalones negros y una camisa blanca. Su presencia transmitía la humildad de una pe

Las Recetas

Concibo a la cocina como el centro neurálgico de todo hogar. Nunca he entendido porque es, en general, un recinto clandestino como que si lo que pasara entre sus paredes fuera de poca monta. Si yo fuera arquitecto, diseñaría hogares dominados por la cocina como epicentro y abierta, completamente abierta a todas las áreas sociales. En mi rol de “MaPa”, confieso que paso gran parte los fines de semana (cuando nuestra ayudante doméstica se ausenta) a cargo de los fogones de la casa y que es ésta una tarea que me parece “burda” de divertida, máxime si es acompañada por un vinito fresco. “Deberías escribir tus recetas para que en el futuro yo le pueda decir a tus nietos, -esta es una de las comidas que preparaba tu abuelo-“ Me dijo recientemente Sofi. Aunque me sentí sorprendido y halagado, yo le respondí: “Sofí, yo no tengo recetas: lo que usualmente hago es abrir la nevera o la despensa y en base a ese inventario, realizo algunas combinaciones mas bien alquímicas y fortui

Place Dauphine

A decir verdad no tenía planeado visitar esta vez Paris. Pero como Augusto no había estado nunca en la llamada Ciudad Luz, decidí  destinar dos días de nuestra pequeña gira por los Países Bajos y Francia para sumergirnos de nuevo en el adictivo mundo de la más adictiva de las ciudades del mundo. Eso sí, le advertí: no vas a conocer Paris pues Paris no se conoce en dos días, ni en un mes, ni siquiera en un año. Paris, más que una ciudad es un proceso vital que se asemeja al conocimiento: entiendes a Paris a medida que envejeces y decantas las experiencias que has tenido al patear sus húmedas calles de otoño, al frecuentar la parsimonia de sus cafés; al observar los ancianos que juegan al Jeu de boules en sus plazas, al hojear los libros amarillentos de los anticuarios a la orilla del Sena. Comienzas a conocer Paris cuando aceptas con emoción al clochard que amanece en un banco abrazado a una botella de vino, o a los enamorados que se besan sin inhibiciones en el P

Small is Beautiful?

Recientemente la prensa mundial reseñó la crónica de una dama holandesa que en su estado terminal, pidió ser trasladada en su camilla de hospital hasta el primer piso del Reijmuseum de Amsterdam. Obedeciendo a su última voluntad, la camilla fue situada delante del enorme lienzo de Rembrandt llamado Nachtwatch (Ronda Nocturna en español). Frente a esta descomunal obra la mujer se reconcilió con su espíritu para su encuentro con el más allá. Rembrandt y Nachtwatch representan sin duda alguna los máximos valores de la cultura holandesa. En la Plaza Rembrandt, para mí la más vernácula de Amsterdam, existe al pie de la estatua del gran artista flamenco, un conjunto escultórico en bronce que representa magistralmente en forma tridimensional a todos los personajes de Nachwatch. Miles de turistas de todo el orbe se retratan risueños entre las estatuas, probablemente inconscientes en su mayoría, de su enorme dimensión icónica. Unos veinte años antes de que Rembrandt pintara po

La Invasión

Al norte de la ciudad de Luxemburgo existe una región montañosa y relativamente despoblada que forma parte de Les Ardennes, un bosque que comparte con Francia y Bélgica. Es un paisaje bucólico salpicado de pequeñas y pulcras poblaciones. Nada hace pensar que en esos parajes, en mayo de 1940 los “panzers” de Hitler invadieron para apoderarse en cuestión de días de los Paises Bajos y el norte de Francia mediante la operación Bliezkrieg o “guerra relámpago”. Por allí pasamos recientemente, en una gira por noroeste de Europa continental, aprovechando las vacaciones de lapso de Augusto y Sofía y haciendo honor a una aplazada promesa. Nos detenemos a llenar gasolina en Diekirch, un poblado rural rodeado de verdes colinas. En el autoservicio un dispensador de guantes desechables te invita a proteger tus manos antes de agarrar el pico del surtidor. También hay toallitas de papel para que te limpies después de haber llenado el tanque. Es que en éste, el país con el mayor ingreso per

¿Qué hacer en este momento en Venezuela? (O porque no nos hemos ido de esta vaina)

Hace ya casi un año, cuando estallaron las protestas de calle alimentadas por un impaciente líder convertido ahora en mártir por la torpeza de quienes gobiernan, escribimos lo siguiente: No, presidente. El problema no es que un grupito de fascistas quiere derrocarte. El problema es que por lo menos un 50% de la población sabe que mientes y manipulas y que no eres capaz de enfrentar el desastre que heredaste. No es un grupito. Somos personas que entendemos que engañas a los más débiles con el cuento de la guerra económica. Que sabemos que la única guerra económica es la generada por la corrupción e incapacidad de tus burócratas y del modelo político anacrónico que apoyas. Que estamos convencidos de que el origen de la violencia no es la cuarta República sino el discurso de odio hacia los que no piensan como tú. Que sabemos que un país no puede progresar sin producción y que los medios de producción que han sido tomados por el estado fueron tragados por la ineficiencia.