Lo primero que hay que aclarar es que estoy escribiendo esto
hacia el 25 de Septiembre de 2015 y que mi empañada bola de cristal no muestra
un claro camino hasta esa enigmática fecha, sobre todo porque hay demasiados pájaros agoreros
que como en cada ocasión que se presentan comicios, expelen el poco original
cliché; “Chamo…yo no creo que vaya a haber elecciones..!”
Ahora bien, replico yo: ¿Para qué diantres el gobierno se va
a arriesgar a cometer fechorías de poca monta que le dan tan nefasta imagen si
está seguro de ganar las elecciones con una manipulación mayor o simplemente
impedirlas? Me refiero a triquiñuelas como las inhabilitaciones de candidatos
de la oposición, el enjaulamiento de voces disidentes, la intervención mediante
el TSJ de partidos políticos, la prohibición de observación internacional, la
creación de nuevos centros electorales “cuasiclandestinos
y en territorios blindadamente chavistas”, la provocación de vecinos “pa
caernos a piña”y exacerbar el chovinismo; o la inclusión en el tarjetón
electoral de un tarjeta roja perfectamente disfrazada de azul justo al lado de
la tarjeta de la MUD, para pescar incautos.
Si a la Tibi le resultara fácil apretar un botón y revertir
de una los resultados (y resultadas) que POR PRIMERA VEZ en 17 años, las
encuestas dan de forma tan categórica, ¿tu crees que se arriesgaría a cambiar
su traje de delincuente de cuello blanco por este de malandra de barrio que
tanto la desdibuja?
No, compadre! Yo sí creo que el gobierno está arrinconado y
el Plátano mayor debe estar recibiendo mas consejas de lo que su limitado
cerebro puede procesar y cualquier conejo de última hora pudiera salir de la
manga de un maquiavélico mago rojo. Pero eso sería quemar el último cartucho de
revestimiento democrático que hasta ahora les ha funcionado: “Venezuela es una
democracia plena porque a cada rato hay elecciones”.
Así que por simplicidad, concentrémonos en las últimas horas
de la tarde del 6D. Hacia las cuatro de la tarde, ya los paladines de la
revolución tienen una idea bastante clara de cómo va la cosa y de quienes no
han sufragado en cada mesa. Comienza en este momento, en primer lugar la
“operación remolque” con sus propios compañeritos (pero con recursos de todos)
que se han quedado en casa. Al ver que esto no es suficiente, la fase dos
involucra las encerronas en los centros de una mesa, históricamente los más
susceptibles a ser violados, por su ubicación geográfica y su intimidante
blindaje sociopolítico. En estos recintos (cinco mil en total) se hace difícil
la presencia de un testigo confiable de la oposición, por lo que el botín de
los espacios en blanco de los cuadernos es aprovechado para introducir votos
espurios en las maquinitas. Pero ello requiere la complicidad de todos los miembros
de mesa. Es así cuando la avalancha de votos rojitos escamoteados se produce
hacia las siete de la noche. Solo que el margen de maniobra de esta modalidad
hamponil es útil sólo en casos de resultados muy estrechos pues los expertos en
el tema estiman el escamoteo en no más de unos seiscientos mil votos.
Así que si la racionalidad no falla y los dioses obran a
nuestro favor, a la Tibi no le tocará sino tragar duro a la hora de anunciar
los resultados “irreversibles” y en ese momento la historia de Venezuela habrá
sido testigo de un quiebre tan importante como el 4 de febrero de 1992.
Pero ahora un nuevo trauma comienza a levantarse como un
tigre agazapado que esperaba el momento. Desde el atrincheramiento de quienes
detentan el poder y ven amenazados sus privilegios escarlata, surge la
adrenalina de los heridos que aprovechará cualquier resquicio para la
repotenciación del caos y culpar de ello a la monstruosa oposición.
El mes de diciembre será un mes de cauta esperanza. En enero
todo comenzará a cambiar, ofrecen vanamente los nuevos actores. Pero la
situación en la calle será explosiva y la oposición sabe en sus adentros que
con sólo una mayoría en la asamblea será imposible obrar milagros, pues la
gravedad del paciente le impide adoptar un tratamiento exento de traumatismos.
Increíblemente, Venezuela llegó grave al hospital por no
habérsele suministrado las medidas profilácticas y correctivas necesarias en el
momento. Lo que parecía ser una simple apendicitis se transformó en peritonitis
y en este momento es probablemente una septicemia. No bastan ahora los pañitos
tibios que en su momento hubieran sido efectivos, tales como la corrección de
la distorsión de precios de combustibles o la liberación de precios. No parece
bastar que conversemos y nos pongamos de acuerdo en una unificación cambiaria.
Parece ser ya demasiado tarde para guarapitos, infusiones o cataplasmas.
A todas luces, la única salida viable será un trasplante
total del sistema político por uno nuevo que apele a la confianza, a la
inclusión, al retorno de inversiones, a la iniciativa individual, a la sana
competencia, el libre mercado, y a la verdadera independencia de poderes e
instituciones. Un sistema que nos reinserte en el mundo y les permita al resto
del planeta redescubrir nuestra patria, sus posibilidades y potencialidades.
¿Se logrará este cometido en el 2016? El monstruo enquistado
en el poder es muy poderoso, pero su poder está sustentado por el apoyo popular
que a su vez apuntala al poder militar. Las sociedades comunistas de la Europa
oriental se derrumbaron como naipes cuando el pueblo se sintió libre para hacer
valer sus derechos, a pesar de las férreas cúpulas de Ceaucescus, de Titos, de
Honekers, de Jaruzelskis. El dirigir esta transición es la verdadera gran tarea
de la oposición venezolana en 2016, para lo cual necesita un verdadero líder
que impulse el camino en la dirección correcta.
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Curioseando un libro de Historia de Venezuela de segundo año
de bachillerato de mi hija Sofia, escrito por Lucrecia Gonzalez G., editorial
Actualidad Escolar, me encuentro con este texto a propósito del período de
gobierno de Hugo Chavez, surgido en el año 2000 (transcribo literalmente):
….<el 30 de Julio de 2000 fue electo nuevamente para un
período de seis años, de acuerdo con la constitución vigente.
Entre las medidas que tomaría durante su mandato, y
que estaban contenidas en su programa de gobierno, se encuentran:
·
Disminuir
la inflación
·
Mantener la
estabilidad cambiaria del bolívar.
·
Fortalecer
la industria nacional.
·
Transformar
la economía rentista por una productiva.
·
Desarrollar
el medio rural
·
Vincular la
ciencia y la tecnología a la educación, la salud y el ambiente.
·
Fortalecer
el crecimiento de los precios del petróleo.>
Reflexionando
sobre la verdadera herencia de los últimos quince años, imagino a los libros de
historia del futuro debatiendo sobre estos "legados". Como en el caso
del fascismo, deberán reseñar lo demoledor y nefasto que fue el populismo como
filosofía política, como arma de retraso histórico y naufragio de sociedades.
Como en el caso de la Alemania Nazi, o más cercano aún, en el caso del
neopopulismo de Donald Trump, se incita al odio de los que no se parecen o no
piensan como tu (judíos, mexicanos, gringos imperialistas u oligarcas), como
culpables de todos tus males y se apela a la intolerancia de la hegemonía como
herramienta para alcanzar objetivos. En todos los casos, el nacionalismo
exacerbado impone caudillos sobrenaturales (fhurers, comandantes galácticos o
empresarios superpoderosos). Al final, el sufrimiento y el desastre se imponen
para castigo de todos, pero sobre todo los que incautamente creyeron en utopías muy fáciles de vender pero basadas en el odio y el resentimiento.
UA-51345692-1
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