No creo en el mal de ojo, ni en las estampitas, ni en el agua bendita.
No creo en los milagros de las imágenes de yeso, la Pepa e zamuro. No creo en mercurio retrógrado, ni en el Tauro o en el geminis que dibujan las estrellas.
No creo en la justicia divina, ni en la vida eterna, ni en la borra del Café.
No creo en las verdades de un libro de leyenda escrito hace más de dos mil años por pastores, y que relata las horribles masacres y bendiciones de un mago que está en el cielo.
No creo en la homeopatía, ni en el poder de los cristales, ni en los espíritus burlones o bonachones.
Si Creo en el poder de la mente del hombre, que ha creado el progreso que hoy, como nunca antes en la historia, gozamos, aunque hacemos todo lo posible para negarlo, para no verlo . Creo en la globalizacion como herramienta de unión y paz entre los pueblos.
Creo en la ciencia, pues tiene la característica que, aunque a veces no la entendamos o no creamos en ella, siempre es verdad. Si creo en el calentamiento global, en la existencia del virus ese que nos tiene escribiendo tonterías; creo en la capacidad destructora del socialismo ortodoxo. Pero creo que al final, la inteligencia de los hombres buenos vencerá.
No creo en Trump y sus mentiras. No creo en la seducción de Putin, desconfío de los autocratas, de los "hombres fuertes". Creo en la inteligencia y humildad de la Merkel, de los gobernantes escandinavos, de Trudeau, de Jacinda Arden, de los que vibran más por sus hechos que por sus palabras.
Creo en la grandeza de los pueblos creativos, de las grandes universidades, de la academia. Creo en las sonatas de Bach, en las mujeres de Pablo Picasso, en los laberintos Jorge Luis Borges, en el piano de Rachmaninoff. Creo en el viaje del Beagle, en las aventuras de Humboldt y de Neil Armstrong, en la asombrosa mente de Einstein. Creo en las verdades esclarecedoras de Yuval Harari, confío en Bill Gates, pues se ha esforzado por comprender el mundo a través de la lectura y el raciocinio, cosa que no hacen sus detractores.
Aprecio la vida como un asombroso e inusual accidente que ocurrió en un insignificante planeta de una de los billones de galaxias de un universo, que, aunque ha estado lejos de nuestra comprensión, cada vez nos revela más de sus secretos.
Creo en el amor del hombre como fuerza creadora y transformadora.
Y finalmente, creo en mi mismo como un humano más, que en algún momento, desaparecerá para siempre, excepto en trozos de recuerdos efímeros de algunos de mis descendientes, que esparciran mis cenizas para que ellas nutran la tierra que otros disfrutarán con sus alegrías y tristezas.
En eso creo.. Creo que es bastante en lo que creo.
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