Hace exactamente 75 años, un 10 de noviembre pero de 1938 se sucedían en la Alemania Nazi una serie de acontecimientos anti semitas que desencadenaron la denominada “Noche de los cristales rotos”. El aparato de propaganda del régimen había desatado previamente una campaña culpando a los judíos de todos los males económicos de la nación, desplegando en todo Berlin afiches con rostros semitas. Ellos eran “el eje del mal” que había llevado a Alemania al nivel frustración y caos que finalmente detonó la Segunda Guerra Mundial.
Esa noche se asaltaron y destruyeron mas de 7000 tiendas judías y mas de 30.000 personas fueron encarceladas, por usureros. El conflagración mundial mas letal de la historia humana estaba a punto de estallar.
El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro anunció el 8 de Noviembre pasado la ocupación de almacenes pertenecientes a la “oligarquía parasitaria” por parte de una fuerza cívico militar que tiene como responsabilidad la verificación de costos y la fijación de “precios justos”. Al día siguiente los gerentes de la cadena de tiendas DAKA son encarcelados y la mercancía es confiscada y rematada o saqueada. Pablo Electrónica, un expendio de electrónica muy popular por sus precios bajos es ocupado por la fuerza de fiscalización y sus precios son remarcados unilateralmente. Cientos de personas con boinas rojas se aglomeran a sus puertas, aplaudiendo la audacia de las medidas contra la usura.
Por cierto, Presidente: No es también usura producir un barril de petróleo a $9 y venderlo a $100??
Venezuela está sumergida en una de las crisis económicas mas grande de su historia moderna. No se necesitaba ser Merlin el Mago para haber pronosticado meses atrás que el actual desastre era inevitable. Antes de diciembre de 2012 dejó de funcionar el mecanismo de otorgamiento mediante rifas, de divisas al cambio oficial para importaciones “no esenciales”, es decir todo rubro diferente a alimentos y medicinas. Es sólo a mediados del mes de agosto de 2013 cuando un nuevo mecanismo comienza a operar para que los comerciantes e importadores de toda la nación accedan mediante subastas, a dólares a un precio superior al oficial. Hasta Noviembre, el gobierno ha otorgado unos 700 millones de dólares, lo cual debe representar (mi estimación) mucho menos del 10% de las divisas necesarias para las importaciones no esenciales. Esta sequía de divisas hace que el valor del dólar negro o paralelo trepe hasta cotizarse a un 1000% (si, mil por ciento) del dólar oficial. La inflación y la escasez se desatan y la inconformidad de la población provoca un derrumbe en la popularidad del gobierno, justo a las puertas de una nueva contienda electoral.
En la historia de la humanidad ha sido una práctica constante en políticos sin escrúpulos, el endilgar culpas ante las torpezas propias, o cuando se necesitan alcanzar objetivos inconfesables. No solamente fue una práctica nazi. Lo vimos recientemente con Bush en Irak y las armas de destrucción masiva. Se obtienen buenos dividendos políticos, pero volátiles acusando por ejemplo a la CIA del inculcar el cáncer que fulminó a Hugo Chavez. O de la guerra económica (curiosamente imposible de ganar en 15 años) a tres personajes solitarios y sin ejército.
Honestamente yo no creo que los ministros venezolanos de la economía no se den cuenta que una infección no se combate con un decreto que prohíbe la fiebre. Por supuesto que existe la especulación, y el acaparamiento. Pero las bacterias crecen cuando hay un caldo de cultivo favorable. Una economía cerrada, controlada y sin incentivos para la producción no puede sino producir los resultados que caracterizaron la economía soviética o que signan en este momento la pobreza e infelicidad de pueblos como el cubano o el de Corea del Norte.
Ayer se escenificó en Venezuela la “Tarde de los Precios Rotos”. Este género de medidas suele, como en el caso de Alemania del año 1938, dar dividendos políticos inmediatos en las clases populares radicales menos favorecidas culturalmente. Probablemente ayer corearon insistentemente el lema “así, así, así es que se gobierna…!”.
No obstante, la historia es inexorable. La pesadilla del tercer Reich es historia. La racionalidad, la sensatez y la civilización siempre han impulsado los verdaderos procesos de transformación positiva de la sociedad. Venezuela no puede ser una excepción. Lo que nos está pasando no puede ser mas que un mal sueño.
La gran pregunta es: de quien depende que despertemos?
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