Las botellitas de Leipzig Mi padre me contó un par de veces la anécdota de cuando mi abuelo Alejandro llegó una vez a casa con una caja de madera recién recibida de Leipzig, Alemania. Frente a toda la familia destapó el recipiente que contenía unas botellitas multicolores de las cuales brotó la magia. Cuando su padre abrió una de ellas y vertió un par de gotas en medio vaso de agua, este se torno del color del líquido del frasquito. Inmediatamente les dio a probar esa mezcla prodigiosa que tenía un dulce sabor a frambuesas y todos se quedaron boquiabiertos. Ese episodio siempre se me pareció al primer párrafo de "Cien años de Soledad", cuando el coronel Aureliano Buendia recordó al pie del pelotón de fusilamiento, el día en que su padre lo llevó a conocer el hielo que por primera vez llegaba a Macondo de manos del gitano Melequiades. La cajita con las esencias de Leipzig fue el comienzo de un emprendimiento familiar que dio origen a la Fábrica de Refrescos Bolívar, fundada...
Impresiones de un madrigal