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Crónicas de la pandemia



El mundo después de la pandemia

Los científicos habrán descubierto que los llamados virus, no son más que unos agentes extraterrestres enviados por los habitantes de un planeta con problemas, ubicado en la cercana galaxia de Andrómeda, para intentar acabar con la raza humana y así permitir la mudanza incruenta de los andromedianos.

Esto ha traído como consecuencia que los tanques de guerra, portaviones y en general, las armas convencionales serán inútiles chatarras de museos, pues hace tiempo que finalizaron las confrontaciones entre humanos. Los terrícolas estarán abocados a detectar y acabar con la aparición de nuevas cepas de esos odiosos pero astutos adminículos que replican su contenido genético en las células humanas con el propósito de destruirlas.

Así como ahora sabemos que la vieja costumbre de darnos las manos al saludarnos viene de la necesidad de demostrar ante nuestro interlocutor que no portamos armas, los historiadores del futuro coincidirán en que la curiosa costumbre predominante de saludar a los humanos chocando los codos proviene de la vieja necesidad de no transmitir los agentes alienígenas a través del contacto manual.

La moda cambiará radicalmente. Por ejemplo, serán muy cotizados unos suéteres ligeros con un enorme cuello de tortuga que se repliega a voluntad sobre la boca y nariz para cuando estés en reuniones concurridas para proteger tus mucosas de los agentes. Los estilistas de la moda habrán inventado miles de diseños para simular en la tela bellas sonrisas y narices estilizadas, que la nanotecnología textil adaptará automáticamente al estilo de tu rostro.

Países como Francia e Italia habrán sustituido por completo sus economías para hacerlas independientes del anticuado turismo. Los progresos en las técnicas de realidad virtual harán completamente innecesario transportarse a esos riesgosos parajes para disfrutar de la brisa de Sena, o de los sabores de un buen osobucco italiano. Ya no tendrás que hacer cola a las seis de la mañana para poder disfrutar del Louvre o de la Capilla Sixtina, puesto que con tu casco holográfico no habrá ninguna diferencia con la realidad, dado que hasta el olor de los gatos que pululan el Colisseo será transmitido hasta tu cerebro.

Los animales salvajes habrán retomado sus espacios y deambularán por las calles de las antiguas ciudades mirando con curiosidad, por las ventanas, a sus antiguos predadores, ahora encerrados por la costumbre y la tecnología.

Y lo mejor de todo, los glaciales retomarán sus antiguos volúmenes y nadie se acordará de aquel fenómeno que los actuales documentos recuerdan como recalentamiento global, una época en que los humanos casi terminan como los andromedianos, extenuando a su planeta con venenos que ya han desaparecido.

…hasta que lleguen los andromedianos y comience todo de nuevo.

Que vaina! 


Coronavirus y temor a dios

Con ocasión de la pandemia y a raíz de su aparición en Venezuela, nos toca oír, todas las noches a una "hermana en cristo" quien, a lo lejos, armada de un micrófono, proclama el típico argumento medieval del "origen divino" de este castigo por "habernos desviado del camino de Jesus". Yo confieso mi enorme angustia cada vez que la oigo, pues pienso en todos esos niños en las cercanías, que no les queda otra alternativa que aceptar, por su incipiente formación emocional, los mensajes de un dios vengativo al que hay que temer a toda costa.

A final el miedo ha sido el pilar de casi todas las religiones para la dominación.
El Coran pide asesinar a todo apóstata, es decir a todo aquel que no crea en el islam. Este es el origen de la Yihad o guerra santa, con la que muchos musulmanes ortodoxos justifican su violencia extrema. Pero para ellos está es una verdad que está escrita en el libro sagrado y por lo tanto, de acuerdo a su cultura, es un argumento que no se puede refutar.
Es el mismo argumento que emplearon los cristianos de la edad media, cuando durante las cruzadas asesinaron a millares de infieles y en América sometieron a todos quienes rehusaban adoptar sus creencias y en nombre de Jesús, cometieron horribles genocidios. La justificación estaba en el libro sagrado, al cual había que obedecer.

Los judios ortodoxos llegan al extremo de proclamar que el holocausto nazi fue un castigo divino, por no haber vivido al pie de la letra según los designios de la Torah.

Pensando en la "hermana esquizofrenica del micrófono" y su frágil audiencia, se me ocurre que me gustaría encontrarla y proponerle la siguiente paradoja:
Vamos a suponer, hermana, que por razones del azar (lo cual es muy posible) usted hubiera nacido en algún pueblito de Jordania o en los suburbios de El Cairo. Usted, seguramente, ataviada con su hijab o burka y con su "Khouram" en la mano, estaría proclamando la infalibilidad de Allah y la necesidad de acabar con todo aquel que no crea en él. Es obvio que fueron razones culturales las que la obligan a pensar de esa manera y no como piensa y proclama en este momento. ¿O no? De ser esto cierto, de acuerdo a su perspectiva, ¿una niña musulmana, que por razones obvias, no conoce la biblia, está siendo castigada por dios con la pandemia, por nunca haberse acercado a Jesús?

Yo no oculto mi ignorancia en esta materia. Alguien puede acudir en mi ayuda, please? De repente se convierte en la salvadora de mi alma.. Si va?


El budismo y el miedo

La crisis ha trastocado inesperadamente nuestras vidas. Más o tanto que la dispersión de un virus, percibo la dispersión incontrolada del miedo. Miedo a la enfermedad, pero más que todo, miedo a la incertidumbre. Miedo al qué pasará mañana.
En Venezuela este sentimiento se maximiza por razones obvias. Esta emergencia nos sorprende en las peores circunstancias posibles. Éramos muchos y parió la abuela, dirían por allí.
El miedo se traduce a veces en imágenes nefastas que juegan con nuestra mente. ¿Como enfrentar estos fantasmas?

Los budistas, cuya filosofía se centra en la aceptación del sufrimiento, dicen que el secreto de la vida está ligado a la superación del miedo. Afirman que éste es el resultado de un proceso erróneo de percepción, por lo que el peligro no está afuera, sino en nuestro interior. Sencillo, no?
El budismo insiste en que una de las formas de lidiar con el miedo es ubicarnos en el presente, en el aquí y ahora. La plena atención impide que nuestra mente se llene de esas fantasías que solo consiguen alimentar temores, innecesariamente en cada momento.
La verdad es que, de alguna manera, eso funciona. El peor enemigo es el ocio practicante. La realización con entusiasmo de una simple receta, la lectura activa y motivadora de un tema de interés, la culminación de algún proyecto inacabado, el cumplimiento de metas rutinarias, son tareas que permiten focalizar la atención y ser más efectivos en la superación del miedo. Claro, al fin y al cabo, las razones que disparan el miedo seguirán estando allí, pero mi experiencia dice en forma contundente que el truco consiste en prestarles una atención focal solo en el momento en que nuestra agenda mental determine que es el turno de cada caso. El resto del tiempo hay que vivir el presente con intensidad.
A mi me funciona..y no soy budista 😁
No se si me explico 🤔

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