Salgo con la camioneta este soleado pero frio sábado y me
detengo a aprovisionar gasolina. El bombero que me atiende me advierte, “no
está la tapa de la gasolina”. Reflexiono y le digo “esta camioneta no tiene
tapa” y repaso mentalmente “la tapa es la misma portezuela de la carrocería la
que cubre la boca del tanque, …que tipo torpe !”
El dependiente vuelve a insistir “recuerde que le robaron la
tapa, cualquiera puede abrir y echarle una vaina..” Su insistencia me hace
reflexionar y me digo a mi mismo “pero es que nadie puede abrir la portezuela
desde afuera sin que yo accione la palanca que la abre, desde aquí adentro..”
Enfilo en dirección oeste por la Avenida Rómulo Gallegos,
pero mi mente sigue enganchada en el incidente de la bendita tapa. Me pongo a
pensar y repaso mentalmente, “para que el bombero pueda abrir la portezuela,
primero tengo que accionar la palanca aquí adentro”. Mi cerebro comienza a
nublarse “ya va..pero ¿cual palanca..?” Comienzo a escudriñar el tablero de
mandos y la parte inferior cerca de los pedales. Me ofusco al darme cuenta que
no recuerdo la ubicación de la palanca. Reviso de nuevo visualmente por todos
lados. “Cálmate”, me digo, “repasa mentalmente que es lo que haces cuando
llegas a una estación de servicio, qué movimientos siguen tus manos, estoy
seguro que ubicaras la fulana palanca, solo ha sido un olvido”.
Repaso todo el proceso una y otra vez. Nervioso comienzo a
sudar, “como puede ser posible que no recuerde la ubicación de la palanca..
tiene que haber una, la portezuela no puede abrirse sola desde afuera, si asi
fuera, el bombero tendría razón”.
“Es Alzeimher..!” pienso en medio del sudor. No puedo
recordar nada. Todo se oscurece a mi alrededor. Decido detener el carro y
respirar profundamente hasta que pase la pesadilla. Acudo al manual de
instrucciones del vehículo que guardo en la guantera. Lo reviso nerviosamente. La
neblina mental no me permite concentrarme, pero nada en el manual parece hablar
de la anhelada palanca del tanque de la gasolina. Siento fuego en mi rostro.
Decido cerrar los ojos y pensar nuevamente. Me bajo del vehículo y decido
inspeccionar la bendita portezuela y para mi sorpresa… si se puede abrir
manualmente desde afuera y dejar al descubierto la boca del tanque!!
Aliviado comienzo a recordar. La camioneta tiene una lengüeta de seguridad que no permite ser violada
sino por el pico de surtidor con su
exacto diámetro. Eso explica la misteriosa ausencia de una palanca.
El bombero puede abrir a voluntad la portezuela desde afuera, pero solo el pico
accionara la lengüeta de llenado.
Respiro con una alegría pasajera. “si es Alzeimher no esta
muy avanzado”, me digo, aunque queda el acertijo. ¿Cómo explicar la búsqueda de
una palanca que nunca existió?.
Siento que mis neuronas comienzan a descargar la tensión
provocada por el absurdo incidente y comienzo a atar cabos. La sugestión
inducida por el bombero es una razón de peso pero no suficiente para explicar
el asunto.
Pero mi reciente viaje al exterior si!. El carro que que
había alquilado por unos diez días tenia en la parte de abajo del asiento una
palanca para abrir la tapa de la gasolina. Mi mente tenia aun fresca el
recuerdo de ese dispositivo cada vez que llenaba el tanque. Es muy probable que
ese acto inconsciente aun guardado en mi memoria aunado con la preocupación
inducida por el bombero haya conspirado para hurgar en los laberintos de mi cerebro
y jugar una mala pasada inventando una palanca fuera de lugat.
Mi imagino que estos son los atajos a los que ocurren los
estafadores y manipuladores
profesionales para jugar con la mente humana. El asunto del tanque de gasolina
evidencia cuan fácil resulta influenciar nuestros procesos mentales para
hacernos creer y accionar en la dirección del manipulador.
¿Será este el secreto de
los líderes del socialismo del siglo XXI para llevarnos todos al
barranco como corderitos?
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