Y tú, ¿Que hubieras hecho?



Luego de la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente impuesta arbitrariamente por el chavismo, la oposición venezolana se encuentra no solamente aturdida sino confundida en el hallazgo de una estrategia acertada que le permita seguir avanzando en el debilitamiento del actual gobierno.

La presión ejercida en este año 2017 ha lanzado al actual régimen por el despeñadero de la dictadura como táctica de supervivencia. Este resultado no es de poca monta para las fuerzas democráticas, pues han logrado el desprestigio y la condena internacional del madurismo, que sin embargo ha sobrevivido magullado, herido y más agresivo que nunca.

Hace más de 2200 años un enigmático estratega chino publicó “El Arte de la Guerra”, manual de referencia universal, que entre otras cosas, reclama la necesidad vital de conocer al enemigo hasta las entrañas, como clave de la victoria.

Yo pienso que el año 2016 fue un período de desaciertos (y aprendizajes) para la oposición venezolana. Un año perdido dónde se aplicaron estrategias para un enemigo muy diferente del que en realidad estábamos enfrentando.

Y tú, ¿que hubieras hecho? Es la pregunta obligada que a menudo surge como soliloquio.

Viene a mi mente una experiencia de vida cuando, como todo venezolano que se ufane de haber vivido esta oscura época, me tocó enfrentar a dos delincuentes violentos que intentaron robar mi vehículo mediante una conocida modalidad de secuestro.

Luego de neutralizarme (lo cual no resulta para nada difícil) los sujetos, sin dejar de insultarme y amenazarme me tiraron al piso trasero de mi carro, apuntándome con una pistola y emprendieron el típico trayecto por la ciudad en búsqueda de recompensas.

¿Se imaginan ustedes si en ese momento de mi vida, en vez de calmarme y trazar una estrategia acorde con el tipo de personajes a que me enfrentaba, mi boca hubiera escupido improperios y amenazas contra personajes de esas características?

¿Qué hubiera pasado si en lugar de ofrecer toda mi colaboración y disposición al diálogo respetuoso, yo los hubiera amenazado con llevarlos a la horca, apenas me liberara de su cautiverio?

En diciembre de 2015 la oposición engendró con su triunfo avasallante un enemigo diferente al que tenía hasta el momento. La fiera resentida y agresiva se convirtió en una fiera herida capaz de cualquier cosa con tal de cobrar venganza a la afrenta infringida.

Pero el movimiento democrático no contó, a mi juicio con un liderazgo responsable y sosegado con la capacidad de administrar el triunfo con cautela. El líder del momento prefirió la política del pan y circo, para divertir a la masa que clamaba la sangre del enemigo y su inmediata aniquilación.

Fue así como, en lugar de invitar al adversario al diálogo y al trabajo constructivo como táctica pragmática aunque quizás demagógica (todo vale), el líder se dedicó a ofender a la fiera herida con sainetes cargados de prepotencia (que divirtieron al populacho opositor) tales como el retiro burlón de su imaginería religiosa del recinto de la recién reconquistada Asamblea Nacional.

Y estando convencido de que la herida infringida había sido profunda, se dedicó a pronosticar su muerte inminente en espectáculos cargados de bravuconerías que, una vez más, lograban arrancar gritos de júbilo en las galerías, rememorando el ambiente del infausto “carmonazo”·

Probablemente un liderazgo más inteligente, menos caribeño, mas teutónico (por caracterizarlo de alguna manera) hubiera asumido una estrategia quizás menos populachera en ese momento, menos inmediatista, pero orientada a conseguir de una vez por todas la liberación del secuestro al que un grupo agresivo de delincuentes ha sumido a la sociedad venezolana.

Probablemente si nuestro líder de marras se hubiera enfocado en metas más modestas pero tangibles como forzar con argumentos irrefutables para el régimen las elecciones de gobernadores previstas en la constitución, nuestra posición en el actual tablero de ajedrez sería abruptamente diferente.

Si en el momento de mi secuestro yo hubiera tenido un arma y suficiente entrenamiento para usarla, es probable que hubiera pensado en usarla. Yo opté por una estrategia menos inmediata, pero que al final resultó más pragmática (mi espíritu y mi bolsillo salieron incólumes), pues les confieso que después de tres horas de convivencia, terminamos hablando de la familia y de la vida, como buenos compadres y hasta nos despedimos con afecto.

La oposición más virulenta ha creído por mucho tiempo que tiene al régimen amenazado con una pistola. Es la ceguera inducida por líderes atolondrados que en forma irresponsable tienen años proclamando que “estamos en presencia de los últimos días de la dictadura” y que por lo tanto, la renuncia de Maduro es pan comido “si vamos todos a Miraflores”

Probablemente es una utopía imaginar que en estos momentos exista un líder capaz de perfilar correctamente al enemigo y trazar una estrategia final acertada. Sobre todo porque ese líder resultaría tremendamente impopular en muchos sectores que buscan el camino fácil de un nuevo “carmonazo.”

El “Arte de la Guerra” nos enseña a pensar con la cabeza fría y entender la importancia de conocer nuestras debilidades.

Yo, desde mi modestísima posición, me siento obligado a apelar a las conciencias más cercanas, aun a sabiendas de que aquel filósofo adeco de los noventa tenía razón cuando afirmaba que “los venezolanos no somos suizos”

Aunque tampoco somos masoquistas.

Digo yo…

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