Chuao sabor a cacao.






El Chorreron de Chuao sólo era conocido por los cazadores del pueblo. Para ellos era un lugar siniestro que sólo utilizaban para acorralar a las dantas en sus cacerías nocturnas -nos relata Angel, nuestro guía-. Pero hace algo más de diez años, Monito, uno de los cazadores, se voló un pie con uno de los niples que usaban como trampas activadas por una cuerda. Sus compañeros llegaron a Chuao en búsqueda de ayuda a la medianoche. Fue así como medio pueblo se trasladó a la montaña, abriendo el actual sendero hasta la cascada, para permitir el traslado del herido en una hamaca. Monito perdió el pie, pero Chuao descubrió para el mundo exterior uno de sus múltiples atractivos turísticos.

Seis kilómetros separan este chorro de setenta metros del hermoso poblado. El paseo es una hemorragia sensorial de luz y color. Las aguas cristalinas interrumpen el sendero veintidós veces antes de la precipitación de las frías aguas al hermoso pozo que refresca los cuerpos cansados del caminante. Las plantaciones de cacao han quedado atrás pero los árboles monumentales contrastan con las pinceladas impresionistas que miles de mariposas trazan en el aire.

El pueblo de Chuao tiene más de cuatrocientos años de matrimonio con la montaña. Es una montaña tan abrupta e intrincada que ninguna carretera ha podido ser construida, por lo que la comunicación con el resto del planeta se efectúa por vía marítima, con la excepción del sendero de treinta y cinco kilómetros que lo une con Turmero, atravesando las altas cumbres. Son unas diez horas de excursión a pie que Elias Jagua, actual canciller de la república, hizo varias veces cuando estudiante. Dicen que en ese entonces se enamoró de Chuao y sus habitantes. Al llegar a vicepresidente consiguió los recursos para transformar totalmente a la población. “El cambio fue de mas de trescientos sesenta grados” nos dice con orgullo Morelia Luzón, líder comunitaria y propietaria de la mejor posada. En efecto, no quedó casa que no fuera reconstruida y una carretera de concreto es usada por un autobús traído desde tierra firme https://www.youtube.com/watch?v=KZj7J6Cn1E0 para comunicar la playa con el pueblo atravesando las espesas plantaciones de cacao.

Un aroma inigualable y ácido de cacao impregna todo el poblado. Creo que es todo cuestión de aroma pues se repite en todos los pequeños establecimientos artesanales que fabrican productos derivados: cacao en pasta, helados, chocolate en barra, bombones y tortas te inyectan las endorfinas suficientes para convencerte que las cosas más sencillas de la vida son la esencia de la verdadera felicidad.

Los diablos danzantes de Chuao ponen el sello de la tradición sincrética. Son totalmente diferentes a sus pares de Miranda, pero constituyen toda una institución, con una hermosa sede a un costado de la iglesia.
Chuao es una sociedad matriarcal: son las mujeres las que se adentran en la selva para cosechar los frutos. Hacia las siete de la mañana las mismas mujeres comienzan a asolear las semillas en el patio de la iglesia con un amor maternal que es probablemente el secreto de la singular estima que el mundo tiene de este cacao, el primero con denominación de origen controlada.

No andaba en busca del mejor chocolate del mundo cuando el papelito cayó al piso. Tenía anotada una dirección: “San Gervasio 29, La Rotta”. Al instante fui teletransportado hacia una carretera italiana una tarde de mayo, y aún más allá, hasta un valle venezolano marítimo e inusualmente verde. Dos paisajes fundidos en una tableta de chocolate cuya envoltura lleva escrita una palabra: “Chuao”. 
La tableta de “Chuao” aparece y desaparece, como una ilusión. Hace algún tiempo una mensajera de paso por Italia confirmó que estaban agotadas en los alimentari donde alcanzó a preguntar. La última vez que visité la megatienda amazon.com, no tenía existencias ni fecha de reposición. Busco motivos para la escasez.
Y los hay. El cacao venezolano de Chuao ya es tan famoso, que no alcanza para cubrir la demanda. Por otra parte se ha gestado una leyenda moderna, alimentada allá y acullá, según la cual esta barra italiana fabricada por Amedei con ese cacao es la mejor barra de chocolate fundida en el planeta.(Luis Córdoba)

La Empresa Socialista del Cacao es también presidida por una mujer. –Ahorita vendemos la producción principalmente a una empresa alemana- nos dice. En el corredor una antiquísima máquina seleccionadora de semillas todavía en funcionamiento, conserva su etiqueta de origen: J. CABASSON Constructeur Mecanicien. 109 Rue Saint Maur 108, Paris.

Los hombres del pueblo son fundamentalmente pescadores. Esta actividad completa el círculo económico del poblado. Desde la madrugada enrumban sus botes hacia alta mar. Hacia las siete comienza la fiesta del pescado y las embarcaciones vuelven a teñir de naranja la desembocadura del rio. Hacia el oeste, la gran playa espera pulcra la llegada de los turistas provenientes de Choroní que, en su mayoría, ignoran los infinitos espectáculos sensoriales que se esconden más arriba en esta sorprendente combinación de exuberante naturaleza y tradiciones culturales impregnadas del perfume del mejor cacao del mundo.


Cada vez más me convenzo que los venezolanos nos empeñamos en no ver las maravillas que escondemos. El pueblo de Chuao en un claro ejemplo de esto.
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